Reseña y Crítica de "Russian Doll" (Muñeca Rusa) - Temporada 2
"Russian Doll" regresó en 2022 con su esperada segunda temporada, tras el éxito arrollador de la primera entrega en 2019. La serie, creada por Natasha Lyonne, Amy Poehler y Leslye Headland, se ha consolidado como una de las propuestas más audaces y originales de la plataforma Netflix, y esta segunda temporada no decepciona.
En esta nueva entrega, seguimos la historia de Nadia Vulvokov, interpretada magistralmente por Lyonne, quien se adentra en un viaje aún más surrealista y emocional. Tras los eventos de la temporada anterior, donde Nadia lidiaba con su propia muerte y las complejidades de la vida, ahora se enfrenta a un nuevo enigma: un viaje en el tiempo que la lleva a través de las calles de Nueva York en el año 1982. Este giro no solo explora nuevas dimensiones de la narrativa, sino que también profundiza en la historia familiar de Nadia, revelando secretos que añaden capas de profundidad a su carácter.
La dirección de Lyonne es, como siempre, excepcional. Su estilo distintivo combina humor oscuro y reflexiones profundas sobre la vida, la muerte y la redención. La cinematografía, rica en detalles y con una paleta de colores vibrante, transporta al espectador a una Nueva York que parece tanto familiar como ajena. La serie juega con la estética de los años 80, lo que añade un aire nostálgico y divertido que complementa la trama.
Uno de los puntos fuertes de esta temporada es el desarrollo de los personajes secundarios. La relación de Nadia con su mejor amiga, Maxine (Greta Lee), y la introducción de nuevos personajes, como el misterioso Alan (Charlie Barnett), enriquecen la narrativa y añaden matices a la historia. Cada personaje aporta su propia perspectiva sobre el tiempo y la conexión humana, lo que permite que la serie explore temas universales de manera única y conmovedora.
Sin embargo, aunque la temporada es visualmente deslumbrante y está llena de momentos ingeniosos, algunos espectadores pueden sentir que la complejidad de la trama se vuelve un poco abrumadora. La naturaleza no lineal de la narrativa puede resultar confusa en ciertos momentos, y algunos giros podrían parecer forzados. Aun así, esto no quita el mérito a la serie; en su esencia, "Russian Doll" es un rompecabezas que invita a la reflexión y a la reobservación.
En conclusión, la segunda temporada de "Russian Doll" se erige como un testimonio del talento creativo de Natasha Lyonne y su equipo. Con su mezcla de humor, drama y elementos fantásticos, esta entrega no solo expande la mitología de la serie, sino que también ofrece una profunda meditación sobre la vida y las relaciones. A pesar de sus momentos confusos, "Russian Doll" sigue siendo una joya visual y narrativa que deja a los espectadores ansiosos por más. Sin duda, una serie que continúa desafiando las convenciones del género y que merece ser vista y discutida.
